Una estimación sobre el consumo aparente de plástico en kilos por habitante y año, muestra que en países europeos como Alemania está por los 151, Francia por los 143, Italia 120 y centrándonos en España los 84,4. Mirando más lejos encontramos a Estados Unidos con 136 kilos y Japón 108. Y si ya nos centramos en los Países Asiáticos se quedan en tan solo 36 kilos de plástico por habitante y año, si bien en estos países, el plástico adquiere otra concepción porque allí se encuentran los principales receptores de residuos de plásticos del mundo.
Sí, cientos de miles de toneladas de desechos, desperdicios y recortes plásticos, una vez recuperados y clasificados, son exportados a países asiáticos, donde su seguimiento medioambiental goza en algunos casos de cierta opacidad. Entre los países receptores se pueden citar a Malasia, Vietnam, China, Hong-Kong, Tailandia, Turquía, Taiwán, Indonesia,… Esto no justifica nada, simplemente es poner en evidencia que desde España se pueden hacer muchas cosas y que en ello está AEVAE en su área de trabajo especializado, como es el reciclaje de envases agrarios.
Recordemos también que la producción global de plásticos se ha disparado en los últimos 50 años, y en especial en las últimas décadas. Si lo analizamos sorprende que, desde el 2000, hemos producido más plástico que en toda la historia de la humanidad.
Europa y por lo tanto España, está inmersa ante un nuevo paradigma referente al plástico. En el 2025 se estima que en el mercado europeo se generarán 10 millones de toneladas de plástico reciclado y que para el 2030, todos los envases puestos en mercado deben ser efectivamente reciclados. Por supuesto los de uso agrícola están dentro del mismo marco regulatorio.
En este contexto, en 2018 se publica la estrategia europea para el plástico en una economía circular y en 2019 se difunde el Paquete de Medidas de Economía Circular.
Sí. Estamos ante un problema que requiere una respuesta eficaz, pero también realista, ya que si a día de hoy hubiese un sustituto válido para el plástico, este ya no estaría en el mercado. Por tanto, se tiene que tener en cuenta que el plástico es un material único con muchos beneficios: es económico, versátil, liviano y resistente, factores que lo convierten en un material valioso para muchas funciones. Y en contra de determinadas corrientes informativas, también puede proporcionar beneficios medioambientales. El plástico desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la calidad de los alimentos, la seguridad y la reducción del desperdicio de alimentos y por lo tanto se debe tener en cuenta que las compensaciones entre plásticos y sustitutos son complejas, y mal concebidas, podrían crear impactos negativos en el medio ambiente.
Repetido en otras ocasiones, desde AEVAE comulgamos con: «Porque el futuro de la economía circular tiene que formar parte de una estrategia a nivel mundial y de la concienciación de industrias y consumidores para cambiar los hábitos que resultan destructivos para el medio ambiente y revertirlos en mejoras para un presente y sobre todo para un futuro esperanzador de todos los seres vivos y el cuidado de nuestro planeta«.
Como muestra de ello, entre las acciones tecnológicas que AEVAE potencia en favor de la Economía Circular, está la reciente implantación de la Tecnología Blockchain en el reciclaje de residuos agrícolas, en colaboración con SigneBlock y Heura. Con la trazabilidad y transparencia que ofrece el Blockchain, ayudamos a conocer con exactitud todo el proceso por el que pasa un envase agrícola, asegurando que cumple con la normativa internacional y no se manipula en el proceso de recogida, transporte y recepción. El objetivo de esta colaboración es potenciar el desarrollo progresivo de una economía circular, para combatir el cambio climático y conseguir los objetivos de Europa y la ONU fijados para el período 2020-2030, en la que se demandan cambios en los modelos productivos dirigidos a potenciar la protección del medioambiente.
Otra vía de trabajo es la ampliación constante de la red AEVAE de puntos de recogida de envases agrarios vacíos, mejorando con ello el servicio hacia los agricultores. Por ejemplo, en el mes de junio se crearon 34 nuevos puntos de recogida que se suman a los ya existentes en los que los agricultores podrán dejar sus envases agrarios vacíos sin coste por ello y con la garantía que recibirán un tratamiento medioambientalmente correcto, dándoles una nueva vida.
Otro ejemplo, ya no solo de AEVAE como Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada para residuos de envases agrarios, sino también para aquellas empresas fabricantes que se adhieren a él como muestra de responsabilidad en estos aspectos. Por poner un ejemplo, en lo que llevamos de 2020 ya se han incorporado ocho nuevas firmas al sistema: Cam-ferti, Fitonutrient, EuroChem Agro Iberia, Alba Milagro International, Mirat Fertilizantes, Zoberbac Agrocompany, Timac Agro y Gifadi Fertilizantes con sus dos marcas Pronuveg y New Veg.
El problema no es el material, sino el residuo abandonado mal gestionado y uno de los desafíos que está poniendo en marcha AEVAE es su proyecto “envase por envase” que tiene como objetivo conseguir el primer sistema integrado de gestión para lograr y evidenciar que el mismo envase recogido es reciclado, de forma que con la materia prima del envase reciclado se vuelve a hacer un envase que se destine al mismo uso para el que fue concebido: envasar productos fertilizantes, agronutrientes especiales, bioestimulantes agrícolas, microorganismos para el suelo y fauna auxiliar para cultivos ecológicos o lucha integrada.